jueves, 11 de diciembre de 2008

Viajes, experiencias, vidas

Viajar en autobús es una de las mejores experiencias del día, si pones los cinco sentidos eres capaz de vivir otras vidas.
Hace frío, se retrasa. Subo. Me siento.
El calor del interior me reconforta. En la segunda parada se suben dos mujeres que se sientan justo delante de mí. Sólo veo un moño color negro azabache y una cara amable. Facciones que en otro tiempo debieron enloquecer a muchos y que el paso del tiempo ha dado una pátina de bondad difícil de explicar. Es una de esas caras que inspiran confianza, me apetece contarle todo lo que ha ocurrido hoy...
Siguiente parada, una mujer con un bolso rojo y cara de pocos amigos hace su entrada en escena. Se sienta frente a una jóven, "¿cuánto te falta para salir de cuentas?", le pregunta. "Siete días", responde la embarazada.
Miro al frente, ahí continúa esa cara amiga. Tez tostada, acento caribeño, pelo azabache.
Al otro lado de la ventana un hombre mira furioso al autobús, haciéndo cábalas sobre la distancia que separa al gran vehículo de su utilitario.
Siguente parada, murmullo de fondo, sólo faltan 7.
El rostro amigo se baja, camina cómo sólo saben hacerlo en el trópico.
Ya sólo quedan 10 minutos. Qué aventura, cuánta gente.
Ésta es la mía, pii,pii. Hoy ha sido un día largo y difícil. Se acabó el trayecto, se acabó la experiencia

No hay comentarios: